Es muy difícil poder olvidarnos de lo que vivimos, así sea bueno o malo. Los recuerdos son parte de nosotros, son la persona que nos ha hecho y es complicado olvidarnos de todo ello. Comienza a perjudicarnos cuando estos recuerdos lo formamos parte de nuestro presente, estancándonos sólo en el pasado y no viviendo el presente. En este caso debemos de evitar que los recuerdos nos consuman y nos deje estancadas en el pasado. Todos tenemos derecho a vivir nuestro presente para tener un mejor futuro.
Pero ¿Por qué a pesar de hablar y dejarlo salir, se le sigue anidando al corazón?
En un momento que el tiempo se ha detenido, comenzando a recordar y repitiendo muchas veces las tormentas del pasado, y lo peor de todo ello: estamos pendientes de lo que “el ex” hace o deja de hacer, llevándonos no sólo a la tristeza, sino que también a la cólera, a la ira y a todos esos sentimientos encontrados que nos reprime de nuestra vida, haciéndonos estar más atentas en recuerdos del pasado que en nuestra vida misma.
No quiero recordar lo que me atormenta
Hablamos muchas veces de ello que pareciera que es una historia sin final, muchas de nosotras lo hablamos a diario, incluso varias veces al día y claro “recordar es volver a vivir”, haciendo que esos tormentos del pasado repercuten en nuestra vida presente, no dejándonos tranquilas. Sería bueno que en un tiempo no estés pendiente de ello y sólo comiences a vivir de la manera presente, hacer nuevas actividades que te lleven recuerdos más gratos.
¿Te han quedado heridas?
Podemos hacer que ese dolor disminuya, la pena se vaya yendo y el llanto cada vez sea menos, podemos hacerlo con la grandeza del amor, podemos descubrir que la soledad, esa amiga que llega sin ser invitada, nos puede ayudar a encontrar en nosotras mismas la paz. Nunca es tare de poder aprender el don de la paciencia para así tener esperanzas que brillen en los momentos donde nuestras vidas se tornen oscuras.
Lo que tenemos que tener bien presente es que el ayer siempre será un cadáver que no volverá a la vida, porque todo el pasado, todos esos sufrimientos del ayer son cosa del pasado, quedándose perdidos en el tiempo, escurridizo en las manecillas del reloj, quedándose varado por ahí. Mientras nosotras seguimos avanzando como el reloj, dando pasos hacia adelante sin asomarnos a ver lo dejamos atrás. El pasado debe quedarse en su lugar y nosotras debemos seguir de frente y disfrutando el presente.