Contaré una breve historia:
Los hombres siempre se enamoran de las sirenas. Seres mitológicos, que no pueden existir. Ella no aceptaba, los no por respuesta. La sirena existía, y nadaba contra la corriente de la lógica. Las sirenas, embriagaban a los pobres hombres y los ahogaban, de esa manera alimentaban su narcisismo, sin límite. Pero ella, nadaba contra la corriente, y se enamoró de él. Todos se enamoraban de ella, pero ella solo de él ¿Que tenía él? Ella se preguntaba, y no encontraba respuesta. Solo suspiraba. Y él, entonces la vio, ella nadaba contra la corriente. Fue amor a primera vista, esos amores que recuerdan los trovadores.
Se besaron, una y otra vez. Con cada beso olvidaban sus diferencias, ya no existían. Y ahora ambos nadaban contra la corriente. Muchas sirenas, hablan de ella, la que olvido quien era, para ser alguien distinta. Los hombres recuerdan a ese buzo, que decidió, sumergirse tras su amor. Pero eso ya no importa, juntos nadan contra la corriente.
Esta historia nos dice que a veces hay que nadar contra la corriente para poder encontrar la felicidad, y aquí es donde nos preguntamos ¿Por qué nos seducen tanto la gente extraña?
En el mecanismo de la atracción no es tan sencillo como parece: tiene que coincidir un conjunto de circunstancias todas ellas favorables, que sacudan y despierten nuestros sentidos al cien por cien.
Es frecuente enamorarse de las personas cercanas y que conviven a nuestro alrededor. Pero está comprobado que nos sentimos mucho más atraídos por la gente que no conocemos en su totalidad. Nos llama tanto la atención de no saber casi nada de esa persona, de que su vida sea un misterio para nosotros.
En este apartado se mezclan factores culturales, intelectuales, y personales, que hacen variar o reafirmar en muchas ocasiones nuestra atracción.
Cuando nos sentimos atraídos por alguien extraño, la mayor parte de la atracción que se genera es debido a la pasión, mientras que con las personas de nuestro entorno y las que coinciden más con nosotros, encontramos más intimidad y seguridad.
Nuestros gustos pueden variar, podemos preferir personas que ya conocemos o las personas extrañas que nos atrae lo que no sabemos y lo que podemos descubrir en el transcurso de la vida junto a ellos.