Se ha realizado una serie de estudios donde se ha comprobado que las relaciones de amor intenso, generan en nuestro cerebro una especie de “raíces o anclas”, manteniendo activo nuestros recuerdos. Dichos estudios, nombran la existencia de un circuito neurológico que graba con mayor intensidad, los recuerdos de más carga emocional.
Pensamos a veces que podemos superar eso con una pareja nueva pero cuando el amor anterior ha sido intenso, no podemos evitar que nuestro cerebro siga repitiendo los recuerdos. Los neurólogos catalogan con el nombre de “conflicto cerebral” a esta situación.
Este suceso explica el por qué aún después de un tiempo largo, las sensaciones y recuerdos regresan con tanta frescura a nuestro cuerpo. Cuanto mayor sea la cantidad o calidad que nuestro cerebro grabo en esa situación de afecto, mayor va a ser la grabación de datos en esa amígdala y mayor será las sensaciones que enviará de manera continuada.
Sintiendo como si la ruptura con tu pareja ha pasado tan sólo un día.
¿El tiempo lo cura todo?
Al pasar el tiempo sentimos que muchos pensamientos dejamos atrás ya que se reemplazan por nuevas experiencias nuevos momentos y situaciones. Los neurotransmisores van perdiendo potencia y esto implica que los recuerdos vinculados a las personas importantes, también pierdan fuerza.
Podemos comprobar que el tiempo cura cualquier dolor, no importa que tan marcado te deje, habrá un momento en que todo esto será más que destellos de lo que algún día paso.
Como dice Fito Paez “Cada cosa en su justo lugar, dale tiempo al tiempo.”
Necesitamos hacer el duelo correspondiente y emprender el viaje de desapego, no añorar el pasado, orientar nuestra cabeza hacia el futuro, vivir el presente y esperar a que pase el tiempo.