De todos los problemas que puede llegar a tener una pareja, la infidelidad es el más nombrado y uno de los peores, pues involucra la destrucción de esa confianza que se había venido construyendo con el tiempo y las acciones.
Es cuando la persona se siente más engañada que nunca y por ello se construye un gran muro para protegerse de más daño. Dependiendo de las circunstancias que rodeen este acto y las personas involucradas, una traición puede llegar a perdonarse o no.
Si te cuesta diferenciar entre cuándo debes perdonar y cuándo no, te traigo unas cuentas razones para decidir esto último:
#1 Cuando no es la primera vez que él te lo hace
Una vez infiel, hay mayor probabilidad de serlo miles de veces más. Si ya con la primera vez te costó recuperarte, la reincidencia que él puede tener en ese comportamiento hará que te cierres por completo a muchas cosas.
Es así que te recomiendo no lo perdones, pues si sigue haciéndolo es porque quiere hacerte daño.
#2 Rompe las expectativas
La pareja ideal es esa en la que nadie engaña al otro. Es así que una vez que esto ocurre, la fantasía se rompe para dar paso al dolor. No es que no haya amor pero la infidelidad fue tan grande que no va a poder ser borrada con nada.
Él puede estar intentando recuperar algunas cosas, pero debes estar pendiente si es porque realmente quiere cambiar o por salir del paso y seguir cometiendo deslices.
#3 Cuando ya tiene suficientes problemas y llega la infidelidad
Cuando ya en el seno de la relación se han acumulado muchas dificultades que no han podido resolverse y llega la infidelidad a caer como la guinda de la torta, es muy probable que ese vínculo llegue a su fin. Entiende que hay amores por los que por más que se luche nada se conseguirá de ellos y deben terminar.