Ser confidente de tu amigo te transforma en una persona importante en su vida. Si te declara algo es que te considera más de lo que crees, y es de buenos amigos poder guardar ese secreto sin importar el precio. Con las confidencias podemos aprender los unos de los otros, aunque, a veces, si te involucras demasiado esto puede ser bastante perjudicial.
Todos tenemos dudas o miedo que nos gustaría contar a alguien para saber otra opinión. Debemos ser muy cautelosos a elegir bien a nuestros confidentes aunque, recuerda que a veces, es más fácil contarle a alguien que no conoce tus problemas que a otra persona que sabe mucho de ti.
Pensar – Reflexionar – Meditar
Solemos pensar más de lo normal y ese a veces puede bloquear nuestros sentimientos y contradecirnos, por ello es tener un momento de calma y poder tomar las cosas con más relajo. Meditar sobre la situación es muy bueno, porque nos hace ver otros puntos de vista sobre la situación.
Cuando te cuentan algún problema, intenta pasar un tiempo pensando. Esta será una buena manera de separar preferencias y aconsejar de manera subjetiva a tu amiga. Si sientes que no debes decir nada, entonces sólo escucha y respeta esa decisión.
Mirar más lejos
Nunca te concentres en los problemas que te están contando. Recuerda las cosas que vivieron esas dos personas, para poder ser equitativa en poder aconsejar dando un buen sobre la relación.
Cultiva una buena relación
Tienes que darle a entender que serás una persona que no dirá nada a nadie, si así lo prefiere. Que puede confiar en ti en todo momento y que serás la persona que no lo juzgará, pase lo que pase.
Recuerda que cuando alguien te cuenta algo, no debes contárselo a alguien. Esa es la idea de ser una buena confidente.