No todo es malo en el contexto del desamor. Existe un lado positivo, bonito y feliz. Ese minuto que sin saber cómo, ni por qué exactamente, te das cuenta que eres capaz de vivir sin mirar hacia atrás, ya no te duele tanto. Te interesa mucho más el ahora y aquello que está por llegar en tu vida. Comienzas a sentirte libre a nivel interior, como si te hubieras liberado de una carga muy pesada que tenías en la espalda, muy pesada lleva de rencor. Escuchar el nombre del chico que te gustaba ya no te afecta, al revés, te sientes afortunado de haber terminado con esa etapa.
El mejor momento del desamor no es en el momento que comienzas a enamorarte de nuevo, sino el proceso de cambio en el que te sientes bien contigo mismo y encantado de haberte conocido. Comienzas a sentir que la vida vale la pena, que las personas son buenas y que las relaciones sociales son muy importantes. Poco a poco sientes como esa negatividad va quedando enterrada en alguna parte para así poder curar las heridas de una forma radical.
Ese sentimiento de satisfacción que sientes cuando te encuentras en la etapa del desamor, es cuando te has encontrado contigo mismo. Cuando has dejado atrás el dolor que te provocó esa persona. Cuando te centras en el presente y detalles que estás viviendo y lo bueno que está por llegar en el futuro.

¿Qué puedes hacer para poder llegar a ese momento dulce del proceso de recuperación? Primero es quererte mucho, valorarte. Si te engañas diciendo que quieres olvidar todo cuando en verdad no es así, entonces, va a ser difícil que eso lo puedas superar. En segundo lugar, tienes que darle tiempo al tiempo y esperar todo lo que haga falta para que tus sentimientos vuelvan a agarrar forma y piensen de forma positiva.
Cuando empieces a sentirte libre en tu interior, disfruta al máximo esa etapa porque puede ser tan plena o puedes sentir cuando te enamoras de nuevo. De cierto modo, en ese instante, te enamoras de ti mismo, vuelve a sentirte bien contigo mismo.