Muchas veces hacemos cosas que no van con nosotros y sencillamente va en contra de lo que nos hace sentir cómodos y serenos, y es aquí donde podemos decir que solamente estamos fingiendo, normalmente con el fin de desarrollar un efecto en otra persona.
Estamos perdiendo algo de nuestras vidas la cual no volveremos a recuperar, dejamos de ser nosotros mismos, con una posición que presumimos que encaja más en las expectativas de otro individuo.
Pero, ¿saben qué? Nosotros no vinimos a ser lo que otros desean que seamos, no vinimos a dejar de ser nosotros mismos por el hecho de querer complacer a alguien más.

Y si bien nosotros no nos aceptamos tal cual somos, no podemos pretender que los otros lo hagan por nosotros. Creemos que lo que somos no es suficiente o sencillamente no encajamos y nos limitamos y fingimos, partiendo de una cadena de pensamientos que para nada nos favorece y que no necesariamente coinciden con la realidad.
Si debemos dejar de ser nosotros mismos, forzando así la aceptación de las otras personas, de seguro no nos sentiremos cómodos con nosotros y esta es la mejor señal de que no estamos fluyendo de la mejor forma con la experiencia.
Claramente no podemos cambiar el concepto que tienen los demás de nosotros, pero cuando perdemos esa necesidad de querer sentirnos aceptados y valorados por otra persona y nos encargamos de hacerlo nosotros mismos, paradójicamente lo que predominarán los lugares en los cuales no tenemos que fingir lo que no somos.
