Sé que, quizás, es mucho pedir, pero no puedo ocultarlo más. Seguir evitándolo implica renunciar a mi felicidad, a dejar de ser yo, a abandonar la posibilidad de sentir las mieles del amor una vez más. Es duro para ambos, sí, pero tengo que decírtelo: Perdóname, mi amor, pero me enamoré de tu mejor amiga.
Y no es como podrías imaginarlo: nunca me metí en sus faldas a escondidas ni menos aún pretendí engañarte. Sé que ella se opondría rotundamente a semejante traición a ti y, por mi parte, tampoco estoy a favor de jugarte sucio de esa manera, cuando no has hecho más que darme amor. Pero es que ya no siento lo mismo, la llama de nuestro amor se ha apagado en mí y la encendió alguien más.
Tu amiga ha sido como un bálsamo en mi vida. Ha renovado las esperanzas de continuar, me ha renovado las fuerzas y ahora soy un hombre nuevo, cambiado, dispuesto a pelear y a conquistar el mundo en nombre del amor. Estoy enamorado y soy feliz, pero necesito tenerla a mi lado, ¿Estarías en contra de mi felicidad? ¿Te opones a mi realización personal?
Es totalmente comprensible tu dolor. Reconozco que no has hecho más que darme todo durante estos años. Si no hubiera sido por tu cariño y apoyo, confieso que no hubiera podido seguir adelante. Me siento totalmente agradecido por lo que has hecho por mí y, por ese mismo aprecio, debo decírtelo, aunque duela. No quiero mentirte más, no quiero prolongar nuestro dolor. La verdad es el mejor regalo de amor que se puede ofrecer, y es el que te doy.
Sólo el destino decidirá qué sucederá entre tu amiga y ya, pero de lo que no me cabe la menor duda es que saldrás adelante. Llorarás y sufrirás un poco, sí, pero luego te levantarás de nuevo y conocerás a un hombre que sabrá valorarte y representarte por lo que vales y mereces. Y yo estaré ahí para acompañarte en tus éxitos, pero necesito que me perdones, ¿Me perdonarás? ¿Seremos amigos de nuevo?