Cada persona, nace siendo dueño de su propia vida, sentidos y decisiones. Y es que las decisiones solo puede ser responsabilidad de nosotros mismos, no podemos echarle la culpa a nadie mas, pues, aunque así lo fuese, fuimos nosotros lo que permitimos que sucediera, por ende, termina siendo nuestro error, nuestra culpa, nuestra responsabilidad.

Somos dueños de todas las acciones que emprendemos y las consecuencias que algunos pueden traer. También somos nosotros los que decidimos donde y con quien queremos estar, lo que queremos tener y lo que dejamos perder, todo es nuestra decisión.
Y es que no existe más consecuencia, que esa cuando a quien creemos amar se nos va, decide emprender otro destino muy diferente al nuestro, alejados completamente de nosotros porque no le dimos entonces el puesto o la atención que merecía.
Y ese es el resultado, es como cosechar lo que se sembró. Cuando no damos lo necesario, justamente la vida se encarga de devolvernos lo que nos corresponde, así como un boomerang. Nos llegan las facturas sin ni el más mínimo derecho a devolución ni reclamo, porque estamos consciente que lo merecemos, y tarde o temprano nos iba a tocar.
Muchas son las personas que piensan que otras se metieron en su relación de pareja, pero nunca se preguntan a sí mismos si en realidad, ellos dieron todo lo necesario para que la otra persona no tuviese que buscar en otro lado.

Y con esto, no se está buscando justificar algún tipo de engaño o infidelidad, porque sean por las razones que sean, el irrespeto es algo que no apoyaremos nunca, venga del lado que venga.
Pero si tratamos de ser justos e imparciales, teniendo una opinión un poco sensata al respecto, a pesar de ser un tema muy delicado, pues las relaciones amorosas siempre serán un misterio en la vida de cada pareja.
Lo cierto es que, nadie está en algún sitio por obligación, y de estarlo por monotonía siempre aparece algo o mejor dicho alguien más para colocar al otro de cabeza y demostrarle que existe algo mucho mejor que esa monotonía, que hay otros colores a parte del gris, y que la vida puede ser mucho más alegre y divertida.
Y es que, si por alguna razón, se quiso perder a esa persona, fue nuestra propia decisión, porque quizás, a alguien más le hacía falta, lo que nosotros creíamos que nos sobraba, o lo dábamos por seguro, que nunca imaginamos perderlo.

Quien no cuida lo que tiene pierde sin remedio su amor, y es ese amor el que ve en el rostro de otra persona. Por ello, todos sabemos el resultado de nuestras acciones, está en nuestras manos no perder lo que en realidad valoramos.