Antes de comenzar con esta breve lectura, quiero que busques un sitio tranquilo y detalles cada frase en el texto. Solo, con una lectura honesta, podrá ser de utilidad este artículo para tu vida, comencemos.
“Que tu vida no dependa de si alguien llega o se va, que no sea un aeropuerto”. Comenzamos con esta premisa. Tan cierta y acertada, la vida no puede depender de nadie más, que solamente tú. Cuando nos comprometemos a superar una ruptura amorosa, un problema familiar o incluso, algún obstáculo laboral, nuestra mente busca la forma de adaptar sus decisiones en pro al beneficio propio.
La perspectiva de la vida cambia, cuando nos percatamos que los problemas no se aferran a nosotros, ni siquiera las cosas buenas. Es uno mismo, quien decide si aferrarse a dichas cosas; a los desamores, a los problemas, a las razones de felicidad y mucho más.
Los japoneses compartían esta premisa de otra forma. “La vida es una mano, tú decides si tomar la rosa por los pétalos o por las espinas, pero la rosa no decide si aferrarse a ti”.
A parte de ello, los antiguos samuráis creían en que todo ser humano que anhelaba ser feliz, debían escalar 3 montañas en su vida. La del cuerpo, la de la mente y la del espíritu. Cada una de ella, era una montaña que atendía a un aspecto propio, no hablaban sobre el aferrase a alguien más o depender de otra persona. La creencia era simple, fortalece estos tres aspectos esenciales de tu vida propia, y la felicidad se te dará por sí sola.
“El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás”.
Aldous Huxley.
Por último, recuerda que cada acción que cometas, tiene una consecuencia de la cual debemos hacernos responsable. Las personas realmente libres, entienden que su propia libertad comienza dentro de sí, y termina donde comienza la de otro.
Nuestras decisiones siempre deben ser en pro del bienestar propio y sin que afecte a la vida ajena. Una vez más, se demuestra que el tema de la felicidad, es un asunto íntimo, el cual no conoce de desengaños amorosos, problemas familiares o laborales. Es un asunto muy propio de reconocimiento del amor interno, decisiones nobles y la búsqueda de una vida plena en las buenas acciones.