Para que una mujer sea tuya, no tienes que llevarle flores, invitarla a salir, llevarle al cine y cogerla todas las noches.
Para que una mujer sea tuya, no debes conquistar sus “te amo”, no necesitas llevarle el desayuno a la cama ni prepararle un cafecito tal cual como a ella le gusta.
Para que ella sea tuya, no necesitas tener mucho dinero o ser extremadamente humilde.
Tampoco requieres de gran perspicacia o de inteligencia, eso sí, cuidadito con ser un idiota, porque así menos será tuya.
Para que una mujer pueda ser completamente tuya, no requieres ser un mago, un político o un narcotraficante de los pesados.
Para que una dama sea tuya, no necesitas quitarle la ropa o vestirla.
No necesitas bajarle la luna o construirle un sistema solar.
Para que esa mujer sea tuya, tampoco necesitas buscarla en un coche o una bicicleta a su casa cada vez que va a salir.
Es más, para que una mujer sea tuya, no necesitas tampoco conocer a sus padres, hermanos o incluso, hijos, si tiene…
¿Estás confundido?
A ver, creo que no he sido suficientemente claro.
Una mujer nunca podrá ser tuya, porque una mujer, no es un objeto el cual ganas en una feria o que conquistas como si se tratase de un pedazo de tierra.
Una mujer nunca podrá ser tuya, porque simplemente, una mujer no le pertenece a nadie.
Una mujer nunca podrá ser tuya, porque ella, en caso de que le dé su chingada gana, lo único que te dará, será un pedazo de su corazón. Pero ojo, que con darte eso, aún no significa que sea tuya, porque ni tú ni nadie, es dueño de otra persona.