Mucho se ha hablado sobre las relaciones de pareja y el papel que debe tener cada uno de sus integrantes. Tomamos siempre en consideración valores que deben ser pieza clave para disfrutar plenamente de la convivencia juntos.
Valores como honestidad, comunicación, respeto etc. son aspectos que actúan como buen timón en toda relación, sin embargo, poco se ha definido acerca de saber, qué aspectos de tu personalidad pueden afectar en algún momento tu relación.
La arrogancia y el orgullo son dos características que suelen ser asociadas y asumidas como iguales, pero no lo son. Aquí verás la explicación
El orgullo supone sentirse valorado gratamente por la sociedad. Es un sentimiento positivo que te lleva a sentirte bien contigo mismo.
La arrogancia es el exceso de orgullo, es el lado oscuro del mismo. Cuando caes en la arrogancia menosprecias a los demás, creyéndote superior a estos y puede generar el aislarte, y por ende, perder relación con los demás.
El orgullo incluye acreditar meritos para ser admirado, constituye la base para que la persona quiera obtener logros y crecer.
Cuando en una relación de pareja la arrogancia se confunde con el orgullo puede ser letal. Cuando te sientes orgulloso de tu pareja te sietes bien de que la admiren, celebras sus logros y cooperas para que en conjunto logren sus objetivos. Es un motivo para querer ser mejor y te estableces metas para el éxito de ambos.
Caso contrario, cuando te vuelves arrogante, el amor propio no te dejara nunca ver lo que tienes a tu lado. Sobre valoraras tus logros y opacaras el de tu pareja, tendiendo a subestimar sus esfuerzos y valores, lo que termina afectando incluso la autoestima de tu pareja. El arrogante siempre será yoísta y sus asuntos serán más importantes que los asuntos de los demás.
Decide qué papel quieres elegir hacer ante tu pareja y ante la sociedad, uno te llevara al éxito, el otro te confinara a perder relaciones.
Aprende a reconocer la diferencia entre ambos roles para que no caigas en el error de ser el chico/a malo/a de la película.