El sueño de muchas mujeres podría hacerse realidad, pues la pastilla para enamorar a ese hombre es una realidad, pero según el experto que la creó, podría estar en el mercado en diez (10) o quince (15) años.

Esta pócima, soñada por muchas mujeres fue descubierta por un neurocientífico de la Universidad de Oxford, y se trata de la pastilla para hacer que él se enamore de ella, y aseguran que sus efectos son muy buenos.
Empecemos por señalar que el causante de esta poción amorosa es Anders Sandberg, quien ha llevado a cabo diversos estudios centrados en las hormonas que se segregan cuando nos enamoramos: adrenalina, dopamina, oxitocina y la serotonina, aunque la más importante es la oxcitocina, aquella que trae la felicidad y de la que muchos afirman que solo dura desde los nueve (9) a los dieciocho (18) meses de una relación.
Esta hormona tan romántica hace que el individuo tenga un sentimiento de locura, euforia y felicidad y, por tanto, pueda quedar ‘enganchado’ a alguien. Esta reacción natural es la que ahora pretenden recrear en los laboratorios.
Así, la idea de la poción clásica del amor en la que al beberla la otra persona cae rendida desaparece, porque sería hasta un delito.
Sin embargo, esta nueva pastilla para hacer que esa persona se enamore perdidamente, también conocida como ‘droga del amor’ estaría pensada para aquellas parejas que quieran mantener la emoción de los primeros meses, ya que los sentimientos varían con el tiempo. Ahora la clave está en el punto ético de esta medida.
No obstante, el resultado podría ser totalmente lo contrario a lo esperado, ya que también podría funcionar para olvidar. Esta pastilla no solo sirve para enamorar, también puede ser para olvidar y superar antes una ruptura, aunque el propio doctor aconseja este uso para las más dramáticas o peligrosas.

Pero, como era `previsto, no todo puede ser color de rosa, ya que esta píldora de la felicidad, según el doctor, podría estar en el mercado dentro de diez (10) o quince (15) años incluso se podría adquirir en los cauces habituales, como en las farmacias. No se conocen quiénes podrían usarlo y, ahora, el debate está abierto, ya que muchas personas creen que deshumanizaría las relaciones naturales.