Cuando el amor entra a las puertas del corazón es muy difícil que se vaya así no lo quieras más en ti. Es que se encaja tanto que termina invadiendo todo tu espacio y cuando quiere escaparse, ya es tarde.
Como todo, esto tiene sus ventajas y desventajas. Por ejemplo, por un lado vives momentos llenos de felicidad, de amor, y te sacarán sonrisas. Sin embargo, por otro lado puede sacarte lágrimas y malos momentos.
Cuando este fenómeno sucede los ojos se ciegan y terminas amando sin conocimiento alguno, cegándote de lo que la otra persona realmente es o es capaz de hacer, y terminas olvidando algo muy importante: a ti.
Hay algo que siempre hay que tener en claro y presente en la mente desde un principio que el amor toca tus puertas, y es que siempre tienes que amarte más a ti misma que a las demás personas.
“Nunca permitas que te humillen, que te agredan, que te hagan sentir menos persona, y nunca, pero nunca permitas ser la segunda opción de nadie”.
Cuando una persona te escoge como segunda opción, no te busca tan seguido sino a momentos puntuales, tiene otra relación aparte y así te diga que te ama no suelta a la otra persona, te ve a escondidas, etc.
Esto no es para nada sano ya que al permitirlo estás dejando entrar una relación tóxica y creas una guerra mental como una inestabilidad emocional en tu vida.
Nunca dejes que una persona te escoja como segunda opción y no como prioridad. Eres lo suficientemente valiosa y hermosa como para que alguien te quiera por ratos y te demuestre que le “importas” solo por momentos.
“Mereces alguien que te tenga como prioridad, que te sume y no te reste, que no te haga sentir menos persona y siempre esté para ti cuando le necesites”.
Las personas que realmente tienes que permitir que entren a tu vida son aquellas que reflejen una parte de ti positiva, que te enseñen y aporten buenas cosas a tu vida y que te valoren como si fueras el último vaso de agua que queda en el mundo.