Es muy difícil aceptar que una relación se termine de la noche a la mañana, y aún más si esta llevaba mucho tiempo, y, por si fuera poco, que termine sin ninguna razón aparente, sin algún motivo que indique en donde hubo la falla y que hay que mejorar, o simplemente aclarar ciertas dudas.

Es como recibir un puñal cuando solo se escucha la frase trágica y rotunda: “Se acabó”, y todo se esfuma, todo se desborona, él se marcha sin dar más detalles. Por lo que es de lógica, que esta situación genere dudas, y momentos de agonía en espera de una respuesta y explicación.
Podemos enojarnos con nosotros mismos, por preguntarnos constantemente por qué terminó, que fue causante ello, o, mejor dicho, quien.
Para toda esta lamentable situación, presentamos cinco (5) preguntas que no debemos hacernos luego de terminar una relación amorosa, pues solo nos haremos más daño:
- ¿Por qué me dejó?: Una relación es de dos y cuando acaba, se termina para los dos, nadie deja a nadie. Si él o ella quiso alejarse, hazlo tú también; camina lejos hacia nuevas aventuras, nuevas personas, ideas, viajes e incluso nuevos amores.
- ¿Por quién me dejó?: No podemos compararnos con otra persona, pues ningún ser humano es un objeto a la venta tratando de ser mejor que otro. Mucho menos se puede culpar a un tercero de la ruptura de la relación, porque quien debió cuidar ese lazo fue la ex pareja.
- ¿Volverá algún día?: La vida es muy corta para pasárnosla esperando a quien ya se fue, a quien no quiso estar.

- ¿Qué estará haciendo?: Revisar con frecuencia sus publicaciones de Facebook para saber dónde está, ver su última conexión en WhatsApp, tratar de adivinar con quién chatea mientras aparece en línea, son cosas que no tienen por qué preocuparnos. Usemos la libertad para algo positivo.
- ¿Merecía yo esto?: La respuesta más probable a esta pregunta es ‘‘no’’. Nadie merece sufrir, nadie quiere pasar por una ruptura; es doloroso, difícil, pero el que termine la relación no quiere decir que se sea una mala persona o que sea un castigo o penitencia que se deba pagar. A cualquiera le puede pasar, es algo que no depende de nosotros, porque se está hablando de la decisión que el otro tomó.