Si en algún momento sientes duda de escogerme a mí o a otra persona, entonces, por favor, no me escojas a mí. Prosigue tu camino o escoge a la “competencia”. Tengo la suficiente dignidad para decirte que, si de verdad te interesa estar conmigo, yo valgo tanto como para que tú o cualquier otra persona, me trate como la única alternativa y prioridad de su vida.
No quiero saber que soy parte de tu pequeño “rebaño”, o que soy una de esas tantas de las cuales le hablas a tus amigos, a modo de: “Sí, ella es una de tantas”. No, no me interesa en los más mínimo ser parte de un menú o de una lista.
Cuando tienes intenciones de amar a alguien, renuncias a todo lo demás, no hay cabida para el “Bueno, salgo con ella y con otras, por si acaso, una me deja de gustar”. ¿Qué idiotez es esa? ¿Qué clase de patética actitud mujeriega decidiste adoptar?
¿Cómo te sentirías tú, si yo te dijeses, ¿Sabes, eres solo un “por si acaso”, no eres ni mi primera ni mi última opción? Fatal, ¿Verdad?
Aristóteles lo dijo una vez, “Escoger es el sacrificio de miles de opciones, por priorizar y elegir exclusivamente, una de ellas”. Porque para dedicar tu vida entera a alguien, no puedes tener la mentalidad de repartirte en mil pedazos.
Porque… Al final, tu hombría no se mide por haber estado con veinte mujeres al mismo tiempo, sino por haber estado con una, y logrado haberla hecho feliz.