A continuación, presentamos algunas frases hirientes, que los padres bajo ningún motivo ni circunstancias deben decirles a los hijos:
- “Deja de llorar, no es para tanto”: No reprimir los sentimientos y emociones de los hijos. Este es un acto que frecuentemente hacen los padres y sólo logra que de adulto no sepa expresar sus emociones o se sienta culpable al hacerlo.

- “Eres igual de tonto (a) que tu padre (madre)”: Jamás, bajo ninguna circunstancia estas palabras deben salir de la boca de ninguno de los padres, ni de nadie. No se debe expresar mal del padre o madre de los hijos y mucho menos compararlo de esa manera. Ellos no tienen la culpa de haber llegado a este mundo. Al final, quienes eligen ser padres son los adultos, los hijos no tienen esa opción, no eligen ser hijos, ni mucho menos eligen a sus padres.
- “No hagas preguntas tontas”: Los niños no hacen preguntas tontas, más bien son tan abstractas que a muchos adultos se les dificulta comprender, muchas veces porque estas son demasiado profundas. Los niños tienen una sed incansable de conocer y son sus padres la fuente de conocimiento para ellos. Están en el deber de alentar su curiosidad, no enjaularla.

- “¡No sé para qué te tuve!”: Esta es de las frases más hirientes que se le puede decir a un hijo. A veces, los padres creen que si los hacen sentir mal acatarán las reglas y se portarán mejor. Pero, esto no es más que un grave error. Si se les dicen palabras hirientes a los hijos, solo se creará rebeldía y que ellos se alejen. Las palabras matan lentamente.
- “Ya me tienes harta”: Es normal, que, en cierto momento, los padres pierdan la paciencia debido al estrés que nos causan las actividades diarias, pero desquitarse con los hijos no servirá de nada, es mejor explicarle las cosas de una manera que ellos puedan comprender.
- “No aprendes de tu hermano(a)”: Las comparaciones son unos de los errores más graves que cometen los padres. No se puede pedirles a los hijos que se parezca a alguien más y menos a su hermano, si se hace, sólo se creará disputas y rivalidades irracionales. Todos somos personas únicas e irrepetibles, los padres deben alentar y respetar esa individualidad.

- “Ya no te quiero”: El amor de los padres debe ser incondicional. Ellos no deben aprender que un amor es condicional, si lo que se desea es que cumplan las reglas, se debe recurrir a un castigo adecuado, pero el amor no debe estar involucrado. El amor no es un premio, es un sentimiento.
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