La palabra “adiós” es sumamente fuerte ya que al despedirte no volverás y la oportunidad de recuperar todo lo que has construido la desaprovechas y destruyes todo.
A veces decir “adiós” es necesario, pues estás cerrando un ciclo que ya no tenía más futuro y no podías forjar algo que ya no existía. Sin embargo, no todo el tiempo es así, también hay veces en las que decir “adiós” está fuera de base en determinadas situaciones.
A veces el orgullo, la ira y el rencor nos ciega, nos invade y nos destruye alejándonos así de personas que realmente valen la pena y no merecen un “adiós”, así que hay que saber controlar estas emociones y no dejarse llevar por ellas, pues son las llaves para entrar al mundo de la negatividad.
Cuando sientas que todavía hay amor, que te duele bastante dejar a una persona, cuando sientas en lo más profundo de ti que ustedes todavía tienen un futuro por delante y que podrán con muchos obstáculos más, cuando entiendan que las trabas son las pruebas de amor, es cuando no tienes que irte, es ahí donde tienes que luchar más.
“Así como en el amor, así es con todo. No puedes renunciar a algo que te hace verdaderamente feliz, que amas, que te apasiona y que te hace sonreír solamente porque existen algunos tropiezos y obstáculos en el camino, no, ahí es donde tienes que luchar el doble y avanzar más para evitar esa palabra de despedida”.
Cuando hay amor, todo se puede. Los problemas se convierten en soluciones, los llantos en sonrisas, los enfados en besos, etc.
La palabra “adiós” es una despedida que se tiene que decir muy pocas veces en la vida. Por ejemplo cuando se nos va un familiar, cuando un ciclo está por terminar o cuando alejamos a una persona tóxica de nuestra vida, de resto no.
Aprende a vivir sin rencores y expresa siempre lo que sientes antes de que sea tarde, pues la vida no te da la misma oportunidad dos veces.
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