En esta vida nos encontraremos a cualquier clase de personas y cada una de ellas, hará un gran aporte a lo que de alguna forma somos. El ser una buena persona, es una decisión, que no solo le traerá beneficios a aquellos seres que nos rodeen, sino que además lo hará de manera principal, a nosotros mismos.
Algunos de nosotros hemos estado en el lugar de cuestionarnos lo que le hemos brindado a alguien y que ese individuo no ha sabido valorar. Debemos tratar de que siempre nuestras mismas experiencias nos alimente, que lo que nos dejen sea algo totalmente convenientemente filtrado para que nos favorezca y no lo opuesto.
Si nos volvemos más duros, insensibles, menos empáticos o bondadosos, esto puede observarse reflejado en ganancias o bien actuar como un extraño escudo protector. Y efectivamente ciertas posturas nos pueden mantenernos distanciado del dolor, pero también lo hará del amor y no interesa para nada lo que haya ocurrido, si decidimos por transformarnos en una persona que no somos, que no es para nada nuestra mejor versión, las experiencias que extraeremos no nos darán satisfacción.
Debemos ser increíbles personas y no solo por los demás
Todos poseemos una buena o una mala persona en progreso y el poder de tomar la decisión sobre quienes nos transformamos es algo que no debe tener relación con los demás.
Si bien nos proponemos ser cada día mejores, si solo nos enfocamos en ser buenos, independientemente de lo que obtengamos, estaremos invirtiendo en nuestro futuro y en lo que recogeremos. Porque sin duda alguna lo que sembramos, es lo que cosecharemos, aun cuando no sea en el tiempo ideal, ni de las personas que esperábamos.