Aún recuerdo que fue tu primo quien nos presentó en una reunión de la universidad. Te había visto varias veces en la universidad, pero no me atrevía a acercarme a ti por miedo a que dirás de mí. Pero quien iba a pensar que este mundo era tan pequeño y tengamos alguien en común.
Yo creo que bastó con sólo saludarnos para que todo comience a fluir. Las risas eran constantes, los temas que hablábamos hacían que cada vez más nuestros conocimientos se expandan y demostremos ser unos buenos pensadores. El ambiente también se prestaba para el momento que estábamos viviendo. No podíamos despegarnos, íbamos de un lado al otro disfrutando con un baile, con conversaciones con bebidas en las manos.
Antes de que me vaya me diste tu número de celular y me dijiste que te escriba cualquier día que quiera hablar de la vida. Yo no dude en apuntarlo y llamarlo para que mi número quede grabado en su celular.
Los mensajes era lo que alegraba mi día, con sólo ver su nombre en mi celular me emocionaba, contestándole en segundos.
Nos escribíamos para encontrarnos en la universidad y en escapes de clases nos perdíamos por el campus hablando de lo que sea. De esas reuniones en la universidad pasamos a salir los fines de semana. Los momentos eran más especiales, había miradas, palabras y sobre todo toques donde demostrábamos que esto no podía quedarse así, pero aún seguíamos siendo amigos. Ninguno de los dos dábamos el primer paso.
Y yo soy una chica que piensa en la igualdad, que no hay que esperar que el hombre de el primer paso, sino que nosotras también lo podemos hacer. Pero con él tenía tanto miedo. No iba a soportar ser rechazada por un chico que me gustaba desde antes que me presentaran y que fue creciendo mi amor muchísimo más.
Hasta que un día me armé de valor y le dije, en una de nuestras salidas. Él no podía mirarme fijamente sólo sonrió y agacho la cabeza de avergonzado. Me dijo porque soy tan directa y me reí por el momento incómodo.
No recibí en ese momento una respuesta directa, pero me tomo de la mano y me dijo que no me precipite que deje que todo siga su curso y que cuando sea el momento de querer ser algo más, ocurrirá de forma natural.
Me sentí tan bien al poder intentarlo y aunque aún estamos en planes no me arrepiento de haber mostrado mis sentimientos, aunque hayan sido de forma no muy particular. Nunca te quedes con las ganas, es mejor hacerlo que nunca atreverte hacerlo y quedarte con las ganas.