Vivimos la vida con rapidez, sin pararnos a disfrutarla, a saborearla por completo. Las responsabilidades, el trabajo, los niños… todo hace que estemos acostumbrados a ir siempre rápido.
Así sucede también cuando deseamos algo, ya sea encontrar a nuestra pareja ideal, lograr el trabajo de nuestros sueños, conseguir viajar o vivir en otro lugar…
Nuestros deseos se ven acrecentados, pero al mismo tiempo nos llena una especie de ansiedad. Esa ansiedad que nos dice que para conseguir todo esto llevará su tiempo. Pues nuestra vida no cambiará de un día para otro, todo cambio supondrá un proceso.
No te resignes, no tengas miedo
A veces, tener prisa porque las cosas sucedan supone tener miedo a que no logremos que ocurran. Esto es algo normal, pero no debemos tener miedo, pues este tan solo nos paralizará.
Es importante enfrentar nuestros miedos. No está bien permitir que ellos nos bloqueen o que puedan con nuestras metas y nuestros sueños. Si queremos algo, debemos enfrentarnos a ellos. Eso sí, siendo conscientes de que todo llegará a su tiempo.
Una cosa muy importante es que si no ves cambios repentinos no te resignes. Resignarse es lo peor que puedes hacer, significa ¡que has tirado la toalla!
Fomenta la confianza en ti mismo, ten seguridad en tus capacidades y no tengas miedo a no lograr que las cosas ocurran. Es normal que pienses así, pues no sabemos qué pasará mañana. Por eso es importante que vayas pasito a pasito y sin prisas, logrando metas pequeñas hasta conseguir la más grande
Fuente: Rincón del tibet