Que se joda el pasado.
Que se vayan al carajo los amores viejos que no despiertan más que malos recuerdos.
Que les den a los pendejos que hicieron de mi presente, un tormento del cual me ha costado salir.
Que no vuelva el tiempo atrás, porque mis pasos ya son firmes y van hacia el frente.
No tengo rencor del pasado, ni tampoco me arrepiento de haber sufrido por un desengaño.
No me pesa su nombre en la memoria y tampoco me estorba.
No me preocupa que de vez en cuando, recuerde el olor de su piel, o la forma en que me acariciaba el cabello hasta quedarme dormida.
No, no me he puesto a discutir con lo que ya pasó, con lo que ya no existe.
Eso es porque hoy, decidí levantarme con ganas de regalarle el mundo a la persona más especial que he conocido. A mí, a nadie más.
No se trata de egoísmo, se trata de que, no puedo pretender regalar manzanas sin cultivar antes un árbol en mi corazón que me de vida.
Pero todo ello lo aprendí de ese pasado del cual me desprendo, pero agradeciendo siempre, que incluso las peores cosas, me dejaron una enseñanza.
Por eso, no me lamento por el amor que se fue, simplemente, me preparo para el amor que aún no ha llegado
Porque está en mí, reconocer que mi vida no es un aeropuerto, que no depende de si alguien llega o se va.
Está en mí, afrontar el hecho de que ningún amor muere, solo cambia de lugar en la memoria.
Está en mí, aceptar que los viajeros, al igual que todo en esta vida, son temporales.
Y, por último, está en mí, enamorarme de un amor que no sea fugaz. Que brille tanto en la memoria que aquellos amores ocultos del pasado, queden cegados. Que pueda confiar plenamente que, ese amor, en particular, aterrizó en mi corazón para más nunca despegar.