Cuando nos entregamos por completo a alguien que amamos, es inevitable volver de la misma forma cuando todo termina. Volvemos incompleto y la persona que se va, se lleva un tajo de nuestra piel, corazón, mente y espíritu. Eso es lo que duele tanto, es por eso que nos cuesta aceptar que alguien se vaya de nuestro lado.
Pero hay cosas que no tienen remedio y por las cuales, todos los seres humanos pasamos. Esta etapa es natural, y hay que aceptar también, que uno nace con la finalidad de entregarse a otra persona y ser feliz, porque somos seres incompletos y esa cualidad se intensifica con cada fracaso amoroso.
Por ello, cuando deseamos que alguien se quede, debemos estar seguros de que ya no se ha ido, de que no va a mitad de camino, de que cuando lo pidamos, esa persona ni siquiera tenga la duda de emprender el camino, porque las súplicas son una forma distinta de perder pedazos de nosotros por otras personas y, porque quien te ama de verdad, no necesita que le pidas que se quede.
Quien duda si estar o no a tu lado, ya se ha ido. Rescata un poco de eso que le entregaste y, con dignidad, acepta verlo partir, que del lugar donde un amor se va y deja un vacío, otro llegará y llenará el espacio.