No te enamores de mí, pues tengo la mala costumbre de empalagar a quien amo con poemas, gestos de cariño y besos. Me apasiona enamorarme, dar todo lo que hay en mí hasta que no quede nada.
No te enamores de mí, si no quieres que descubra cada detalle en tu carácter y tu cuerpo. No lo hagas, por el bien de nuestra individualidad, mantente alejada. No te enamores de mí, porque lo único que podré darte son esas risas que te hacen doler hasta las mejillas.
No te enamores de mí, porque quizás, mi cariño te aturda. Tengo malos hábitos, como preocuparme en exceso por quien amo, porque no soportaría que te pasara algo malo. No te enamores de mí, porque soy cobarde en la medida que me daría miedo perderte.
No te enamores de mí, porque te obligaré a ver todas mis series favoritas y a salir a caminar tomados de la mano, solo porque sí, porque me nace estirar las piernas a tu lado. No te enamores de mí, porque te haré conocer mis facetas más vergonzosas.
No te enamores de mí, porque soy puntual en exceso. Trato de que las promesas valgan, porque creo fielmente, que las palabras conservan su valor mientras se cumplan. No te enamores de mí, porque cada defecto tuyo para mí, será una razón para buscar diez virtudes en ti.
No te enamores de mí, porque se me olvidan las fechas de aniversario y recurro a las redes sociales para acordarme hasta de mi propio cumpleaños. No te enamores de mí, porque lo único que logro recordar a diario, es la razón de por qué, yo sí me enamoré de ti.
Por favor, te lo pido, no te enamores de mí, sino quieres despertar un día con un desayuno en la cama, un “buenos días” y un beso, otro “buenos días” y un beso más, y luego, otro “buenos días”.