“Sabes que te has curado cuando finalmente puedes empezar a amar a alguien más” y “La curación sucede cuando puedes besar a alguien y no sentir dolor”. Dos frases que leí un viejo artículo y que me han rondado la mente desde entonces.
Siempre había creído que uno conseguía la felicidad en el cariño ajeno luego de que alguien más te partía el corazón. Pero, analizando el tema, me percato que no es un asunto de sacar un clavo con otro clavo, sino de sacar el clavo, limpiar la herida, dejar que sane, e intentarlo de nuevo.
El tema de sanar buscando un nuevo amor es solo una falacia, es decir, un argumento que, aunque parezca válido, en realidad no lo es. A pesar de que el bienestar que te produzca conseguir un nuevo amor para olvidar el pasado parezca adormecer el dolor, en realidad solo hace eso, lo adormece.
En realidad, no te cura o sana por completo, es solo una pantomima que decidimos crear porque no somos lo suficientemente fuerte para sanar en soledad… Pero, ¿Cuál es la diferencia entre sanar en soledad y sentirse bien con otra persona antes de curar el corazón?
El tema es la realidad de la emoción. Cuando decidimos “amar” a un nuevo corazón, en realidad, no lo hacemos por amor o por la otra persona, lo hacemos por nosotros mismos desde un aspecto negativo. Es decir, nos tratamos de tragar la mentira de que la otra persona nos ha sanado solo porque no fuimos capaces de hacerlo por nosotros mismos, y eso, no es más que un signo de dependencia emocional que te hará caer cada vez más profundo por cada amor que dejes ir.
La relación se tornará enfermiza, porque se funda desde un cariño irreal y terminará por estropearlo todo ya que la sensación de bienestar, al ser falsa, no dura mucho. Es ahí donde radica la importancia de sanar en soledad, pues al hacerlo, reconocemos cuán valioso somos y nos aseguramos de no depender de nada ni nadie para ser realmente felices.