Cuando se ama, se da absolutamente todo por el otro. No importa si hay sed, hambre, o ausencia del sueño; si el objeto amado se encuentra bien y a salvo, lo demás carece de importancia. Y todo lo sé muy bien, amor mío, porque lo aprendí de ti, por tu ejemplo. Sé que lo se siente ser amada realmente y, por eso, es mi turno de que hacerte saber que también siento lo mismo.
No puedes quedarte a mi lado, vida mía. Sé que te cuesta entenderme y piensas que todo esto no es más que una impetuosa respuesta emocional, pero no, no podemos seguir juntos, y debes leerme atentamente las siguientes líneas para entender.
Te veo perdidamente enamorado de mí, no has hecho más que dedicarme tus mayores energías y toda tu gracia y estima en los últimos tiempos. No puedo más que sentirme la mujer más bendecida del mundo, pero no lo merezco.
La verdad es que me has idealizado y no soy tan buena como lo supones. Soy inestable, amor mío, sumamente emocional, y mis arranques, cuando surgen, pueden ser bastante devastadores para cualquier persona que esté cerca de mí. La verdad es que estoy diagnosticada con una patología psiquiátrica y no quiero que sufras por mí.
Te conozco, y me dirás que no importa, que me aceptarás sin importar mi condición y hasta harás un esfuerzo para entenderme. Pero no, príncipe, no puedo más. Porque eres mi todo, eres mi vida. Si no puedo concebir que alguien más te hago daño, ¿Cómo puedo exponerte a tanto sufrimiento y tristeza a costa de mi egoismo?
Te pido que me perdones por la decisión que estoy tomando, pero es lo mejor para los dos. Sé que estarás bien y conseguirás a alguien que sabrá darte amor como sabes ofrecer. Porque para eso naciste, para ser amado, y no recibirás más que ternura y cariño.