Me usaste haciéndome pensar que valorabas mi amor, y por eso no mereces ni un saludo de mi parte. Las experiencias de la vida me enseñaron a quererme como a nada y por eso no te permito que maltrates mi corazón.
Y es que si yo no lo cuido nadie lo hará por mí, así que lo resguardo muy bien de cualquiera que intente dañarlo, hasta de ti. Entendí que la única manera de amarme de verdad es respetándome y alejándome de personas tóxicas.
La única persona responsable de mi vida y de mis emociones soy yo, así que no necesito de nadie que se haga cargo de algo que he llevado muy bien desde hace bastante tiempo. Discúlpame si en algún momento di señales de que dependía de ti, pero nunca fue así. Que yo esté bien o mal no depende de lo que hagas.
Menos todavía por el hecho de que no te importé y por eso me engañaste. No puedo gastar mi energía en alguien que no me hace brillar sino que opaca mi luz. Y no creas que soy radical por gusto: si no pongo los límites que debo, terminarás haciéndome más de lo que ya me hiciste.
No se trata de ser indiferente contigo ni mucho menos, pero sí consciente de lo que debo hacer para estar bien y poder seguir sintiéndome viva y por ello doy mi amor a quien lo merece y no a cualquiera que pase por ahí, ¿se entiende?