No tomemos como inicio el hecho de que por lo general todos nuestros conflictos son generados específicamente por el ego, con la dificultad de aceptar todo lo que nos ocurre, colocando así la resistencia entre aquello y nosotros, sin darnos la oportunidad de dejar correr nuestros sentimientos.
Cuando abordamos cualquier problema desde el ego nos encontramos con la siguiente situación:
- Nuestros pensamientos se encontrarán enfocados en el problema, y no nos pondremos a pensar cómo llegamos a ese punto.
- El miedo siempre estará presente, el miedo a que no poder resolver el conflicto, a que empeore, el miedo a perder algo o dejar de ganar algo.
- La preocupación por el qué dirán de otras personas tomará lugar y nos imaginaremos las opiniones de los demás, mientras que nuestra imagen ira perdiendo valor.
- Será inevitable el sufrimiento, entre la preocupación y el desgaste emocional, tendremos una mezcla de factores que harán el tránsito más complicado y cargado de dolor.
- Podremos tener la solución justo frente nuestra nariz, pero la angustia puede nublarnos la visión, imposibilitando que consideremos alguna de ellas como viable para salir de aquello que nos inquieta.
En cambio, cuando abordamos un problema desde el alma podemos encontrarnos con lo siguiente:
- La confianza se hace presente, ya que sabemos que el problema tiene solución y que llegaremos a ella.
- Tomamos cualquier problema o conflicto como una posibilidad de crecimiento y de mejorar.
- El aceptar una problemática, le quita la insinuación que pudiésemos darle al problema y con ello, la cuota de negación o de resistencia, lo cual nos permitirá atravesar cada episodio desde una perspectiva menos desgastante.
- Nos enfocamos en la lección y no en el sufrimiento que normalmente nuestra mente identifica y adopta en cada conflicto.
- La calma prevalece y no nos salimos de control, ya que poseemos la certeza que cualquier cosa inquietante, tenderá a desaparecer mientras menos sea la atención que le prestemos.
Cuando abordamos nuestros problemas desde el alma, nuestra alma actúa eficientemente que resuelve el conflicto sin la necesidad de invertir mayor energía en ello.
Confiemos en nuestras almas, nuestra alma siempre tendrá todas las respuestas, ya que esta hace lo posible para que la escuchemos, mientras nuestro ego protesta muy alto. Cierra los ojos y encuentra al fondo de todo el ruido, esa voz que calmadamente nos está indicando el camino cargado de toda la sabiduría que necesitamos.