El tiempo nos enseñó que no estábamos hechos el uno para el otro; al menos eso fue lo que tu dijiste cuando te despedías de mí. Yo realmente no entendí, pero decidí respetar tu decisión.
Me dolía como nunca antes me había dolido algo, pero algo dentro de mi me decía que no me detuviera; que avanzara y encontraría la manera de superarte.
Contigo conocí lo que significaba amar, lástima que no me enseñaste el significado de sentirme amada, pero al menos algo aprendí. Fuiste un capitulo dulce y amargo, y de vez en cuando me llegas a la mente.
No me importa que tu hayas sido el primero en decirme “te amo”, prefiero a aquel que me lo sigue diciendo después de todo este tiempo y que con sus acciones le dio valor y sentido a esa palabra.
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