Lo que se descuida, se pierde, incluso en el amor. Porque si una relación no se cuida se va perdiendo la ilusión y las ganas hasta tal punto que todo carece de sentido.
No hagas con el amor lo que hace un niño con su globo, que al tenerlo lo ignora y al perderlo llora
Solemos ignorar o relegar a nuestra pareja porque pensamos que tiene la obligación de aguantarnos y esperamos que siempre nos entiendan, a pesar de que sus propias necesidades se encuentren en jaque.
¿Quién no se ha visto en una situación así? ¿Quién no ha dado y dado y ha obtenido poco a cambio? Cuando nos ocurre esto solemos justificar a la otra persona pero lo que realmente hacemos es excusarnos a nosotros mismos. Y es que, cuando esto sucede, tenemos que hacer entender a la otra persona de que el amor es una relación bilateral que se nutre de reciprocidad y de cuidados.
Esto a su vez redundará en beneficios personales y relacionales, pues ser emisores y receptores de cariño y de atenciones nos hace sentir personas válidas y merecedoras de amor, lo cual mantiene nuestra autoestima y nuestro bienestar emocional en buenas condiciones.
Si optamos por taparnos los ojos y no hablar y solucionar estas cuestiones, nuestra relación fracasará. La ausencia de muestras de interés y de gratitud en el amor acarrea dudas e inseguridades sobre la pareja y la permanencia de lo que se supone que debe ser el nexo de unión entre dos personas.
¿Qué tienen en común las parejas duraderas?
Como ya comentamos en otras ocasiones, no existe una receta universal para que el amor perdure. Sin embargo, podemos estar seguros de que lo fundamental es estar pendiente de lo que nuestra pareja necesita sin dejar nunca de atender nuestras necesidades e inquietudes.
Así, los expertos en relaciones como John Gottman refieren que hay 5 pilares básicos que sostienen el amor:
- La admiración. No nos referimos a la expresión cándida de las cualidades del otro, sino a la capacidad de valorar de manera positiva lo que define a nuestra pareja.
- La formación de un equipo. Percibir la relación y lo que en ella acontece como un “nosotros” en vez de un “tú por un lado y yo por otro” fortalece la asunción de la responsabilidad de lo que sucede dentro de la pareja como cosa de dos.
- El conocimiento profundo del otro y de la relación. Las parejas exitosas saben lo que despierta interés en su compañero y lo que no, además de expresar todo esto abiertamente.
- El aprendizaje de las dificultades. Las parejas duraderas hablan de haber superado sus dificultades cooperando y trabajando de manera conjunta, por lo que se expresan de manera positiva.
- La aceptación. Las buenas parejas comprenden que hay problemas o diferencias que nunca podrán resolver, por lo que han aprendido a convivir con ello. De hecho, ser diferentes les parece una ventaja más que una desventaja.
En definitiva, las parejas felices no tienen más o menos diferencias que el resto, sino que han alcanzado la capacidad de comprenderse, aceptarse y cuidarse, que es de lo que al fin y al cabo se trata el amor.
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Fuente: La mente es maravillosa