Se dice que las tormentas no son muy bien recibidas, estas tiene un aspecto de crear caos a su paso. Sin embargo, existe otro efecto que genera una tormenta, que solo la podemos observar después de que ellas cesan, hay veces que solo observamos que nos quedamos sin cosas que un tenían gran valor, pero si observamos con mucha atención, nos daremos cuenta que la tormenta se lleva aquellas cosas que no nos hace falta en la vida.
Las tormentas nos transforman, nos purifica, nos renuevan. La persona que pasa por una tormenta es capaz de ver los cambios que se generaron en su vida, del crecimiento.
“Una tormenta no es tan malo después de todo”
Si una tormenta se manifiesta en tu vida recuerda:
- Por más larga que dure, en algún momento acabara.
- Aprovéchala para que te des cuenta qué tan alto puedes
- Dale el permiso para que limpie tu sendero a su paso.
- Aprende a tener tranquilidad en los momentos más duros.
- La paciencia es la clave para mirar cómo se genera la tormenta y esperar con una buen comportamiento los nuevos tiempos.
- Dales las gracias por la oportunidad de renovarte a través de ella.
- Conocerás quién es cada quién en el desarrollo de la tormenta.
- Cada tormenta trae algo para enseñarte, algo para darte y algo para quitarte.
Teniendo esto en cuenta, no tendrás tan angustias, conociendo estas cualidades de ti que de no ser por esa tormenta, no hubieses podido creer. Aprovecha cada nivel de tu día, que nada ni nadie te frene. Consigue en cada vivencia la posibilidad para hacer de ti una maravillosa e increíble versión.
Así como buenos momentos llaman la atención de otras personas, los malos las dispersan, solo a las personas que realmente les importas, se quedaran contigo para darte cualquier tipo de ayuda, hay momentos donde no puedes hacer mucho, pero se sientan junto a ti y con una sombrilla intenta cubrirte de cualquier tormenta. Nada más por observar que sujetos nos sirven de pilares en nuestras vidas, las tormentas suelen dejar una gran ganancia.
Pero lo mas hermoso de todo es mirar un cielo despejado y como la luz penetra en lo más recóndito de nuestro ser, tener la sensación de que necesitamos esa tormenta y es un motivo por el cual agradecer y confiar en que tenemos un sendero completamente despejado para caminar con pasos más firmes y una mirada más sabia.