Hay muchas más maneras de lastimar de las que piensas. Se hiere no sólo con los golpes sino también con las palabras. Se daña cuando se ignora, se miente, cosa que pasa con regularidad en las relaciones tóxicas.
Los vínculos sanos y nutritivos se basan en el respeto, el amor, la compañía y la intimidad. Si una relación carece de esto, fácilmente cae en comportamientos que generan sufrimiento a ambas partes.
Si sientes que tu relación está pasando por esto, es necesario preguntarse si aún se puede hacer algo para salvarla, y si es así no hay que perder más tiempo. Nadie quiere perder la dignidad, la seguridad y la motivación a manos de la indiferencia.
Es importante revisarse, en primer lugar, a ver si uno es el que está emitiendo conductas dañinas para la relación. Ver problemas que acarreamos del pasado y que aún no hemos resuelto, ver nuestras heridas infantiles, recordar si ya nos ha pasado con una pareja anterior son asuntos que debemos retomar cuanto antes no para justificarnos sino para resolver.
Todos los seres humanos somos capaces de amar hasta donde nos lo permitamos, y si esa persona a quien le estamos dando todo nos paga de vuelta con la moneda del maltrato y no piensa cambiar su manera de actuar, recordemos que lo primero es el amor hacia nosotros mismos. Decir adiós pareciera ser el único camino; de cualquier manera, en lo sucesivo alguien más valorará lo que le damos, pues más vale solo y feliz que con mala compañía.