Siempre estamos en constante movimiento y evolución, pues no somos estáticos, y por esta razón nos resulta difícil quedarnos sin hacer algo. Sin embargo, cuando se hace referencia a “no hacer nada” todos comprendemos el mensaje de esta frase.
Pues se está haciendo referencia a no hacer nada que consideremos relevante y metemos en este saco a veces las cosas realmente importantes para cada ser humano.
Existen varios momentos que pueden ser denominados a “no hacer nada”, y es precisamente en estos momentos de no hacer nada, que por lo general podemos encontrarnos a nosotros mismos.
Pero lo realmente lo importante de estos momentos, es que nos permitamos esos espacios de tiempo en los cuales nos sentimos a nosotros mismos, descansamos, donde podemos romper nuestros esquemas y nuestras rutinas y consentirnos, haciendo exclusivamente lo que nuestro ser nos demanda hacer.
Quizás para los demás sea momentos de “no hacer nada”, pero para nosotros sean momentos de hacer todo, pues agregan un gran valor a nuestro espíritu. Así que no debemos sentirnos mal por esos momentos, no debemos mirarlos con culpa o remordimientos, por no haber hecho algún pendiente.
Ya tendremos la oportunidad, y lo mejor de todo, es que esos espacios que quizás en algunos casos se sienten perdidos, son los que van a recargar nuestras energías, los que nos darán fuerza e inclusive inspiración para seguir adelante. Así que no los carguemos con emociones que nos hagan entrar en conflicto.
Por el contrario, celebremos cuando podemos complacernos, cuando tomamos una pausa de nuestra agitada dinámica de vida, para estar en reposo, para tomar aire, para sentirnos acompañado con nuestra especial compañía.
Permitámonos sentir la satisfacción de habernos colocado de primero en nuestra lista de prioridades, sí quizás muchas otras cosas tienen que ver con nosotros en esa lista, pero de verdad los beneficios de darnos lo que necesitamos los podremos sentir en la ejecución de cualquier otra actividad.
Debemos relajarnos, todo pasa muy rápido, a veces miramos atrás y hemos vivido todo tan deprisa que no lo hemos podido ni digerir, menos que menos, disfrutar. Y esos momentos de no hacer nada, bien sea leer un libro, ver una película, etc. tienden a ayudarnos a apreciar nuestro momento presente, a conectarnos con lo esencial.
No permitamos a nuestra mente sabotear esos momentos. Todos merecemos esos momentos de “no hacer nada” y procuremos vivirlos la mayor cantidad de veces que podamos.