Desde pequeñas hemos tenido esa crianza y esa frase de que siempre que amemos y hagamos las cosas bien, todo será positivo y recibiremos igual trato. Sin embargo, a medida que vamos creciendo las cosas van cambiando y vemos que no siempre es así.
Es irónico, ya que cuando solemos amar bastante, confiar, entregarnos completamente y tener una lealtad extrema con alguien, muchas veces recibimos traiciones y decepciones.
La culpa en realidad es nuestra por amar y entregarlo todo por alguien que no vale la pena, que no valoró ni una cosa de lo que hicimos y que no nos demostró ni un poquito de lo que nosotras demostramos.
Eso sucede cuando nos cegamos con el amor y no seguimos esa frase de que hay que amar con conocimiento; luchamos por el todo y no recibimos nada a cambio.
Sin embargo, eso es una lección para nosotras de no confiar en cualquiera, de no entregarnos por completo cuando no lo merecen, de ser más selectivas y por supuesto, dar a medida de que esas personas vayan ganando, no regalarlo todo, pues el amor es un regalo muy valioso que no todo el mundo sabe apreciar.
Llegará un momento en el que si aparecerá alguien que nos valore tanto que ese amor será una fiesta de luces, estrellas y muchos fuegos artificiales, estará completo de muchas emociones y será un amor infinito.
No nos demos por vencida y sigamos creyendo en ese dicho de que recibiremos un igual trato cuando hacemos las cosas bien, pues esperar desespera pero sin duda alguna tiene sus recompensas.
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