Todos hemos crecido con la imagen de tener una pareja en nuestra vida, con la meta de tener un novio que nos haga sentir bien, que le entreguemos nuestra alma y que sea nuestra otra mitad.
Esto es un mito, el amor no es así y no siempre que tenga esas características demuestran que es un amor puro, intachable e infinito, pues hasta ese tipo de amores han resultado fallidos.
La misión del amor es que dos personas se conecten mutuamente y sean compañeros de camino el tiempo que sea necesario, el ciclo que le corresponda. Se trata de que ambos se apoyen y luchen por el sueño de cada uno como también de ambos sin tener que cambiar nada de ninguno.
No existe un príncipe azul ni tampoco el chico perfecto. Existe el hombre ideal naturalmente que con todos sus virtudes y defectos sepa como amar y respetar. El amor siempre tendrá sus pros y sus contras, simplemente hay que arriesgarse tomando en cuenta los valores en todo momento.
Las personas van creciendo y van progresando día a día. Gracias a las malas experiencias de un pasado, hoy y mañana tendrán un mejor comportamiento y serán más selectivos y sabios al momento de hacer o planear algo, como amar.
Las traiciones, las fallas, la desconfianza y las heridas hacen a una persona más fuerte y les enseñan a que no es necesario tener una persona perfecta para ser felices, ya muchas que han demostrado serlas han dado decepciones y no quieren volver a pasar por eso.
El amor y el corazón de una persona es sumamente valioso como para entregárselo a cualquier persona. Por eso, es necesario conocer a fondo y obsequiárselo a una persona que lo sepa valorar, que aunque esté concentrado en su vida, siga su camino junto a ti y se apoyen mutuamente.