Ninguna persona merece sentarse a la mesa con su teléfono, mirándolo fijamente y esperando un mensaje de alguien que tal vez nunca lo envíe. Nadie merece poner todas sus esperanzas y deseos en una persona que puede que ni siquiera se preocupe por quien daría su vida por ellos.
No merecemos esperar a alguien que tal vez nunca nos elija. Nunca debemos elegir a alguien que necesite pensarlo dos veces antes de elegirnos. Porque deberíamos estarlo y ser la primera opción de otra persona. Porque quien quiere no duda.
Nos merecemos a alguien que nos elija hasta el fin del mundo. Alguien que nos quiera igual a lo largo de todas las etapas de nuestra vida, alguien que no se canse de nuestras historias que no dejamos de contar una y otra vez.
Nos merecemos a alguien que nunca permita que nuestro amor se agote. Merecemos a alguien que piense que amarnos siempre está de moda. Merecemos a alguien que nos haga sentir como si fuéramos todo su mundo.
Merecemos ser la prioridad de alguien. Merecemos a alguien que siempre nos pondrá en primer lugar porque es más que consciente de nuestro valor.
Merecemos estar con alguien que tenga claro su destino, que este encaminado hacia un porvenir dichoso, a alguien con ambiciones, con futuro, que sepa lo que quiere en la vida. Merecemos a alguien que no tenga miedo de hacerlo.
Merecemos a alguien que no se avergüence de admitir que somos todo para él, que luche por nuestro amor. Definitivamente, merecemos a alguien que hará todo lo posible para mantenernos una vez que nos haya ganado.
Merecemos estar con alguien que no juegue con nuestros sentimientos. Merecemos a un hombre adulto que asuma la responsabilidad de sus acciones. Merecemos estar con alguien que se sienta afortunado de tenernos. Alguien que no quiera cambiarnos, que nos ame y nos quiera con todos nuestros defectos y virtudes.
Merecemos a alguien que no tiene miedo de nuestros días malos porque sabe que nuestros días buenos valen todo. Merecemos a alguien que sepa qué hacer con el amor que le damos y que siempre se asegure de que recibamos más de lo que le damos.
Alguien que sepa cómo tratarnos, a alguien que nos haga sentir que amarnos es lo más fácil que hay en este mundo.