Para mi fortuna soy la madre de una niña a la que se le enseña día a día a reconocer sus habilidades, fortalezas y talentos. Además, sabe la importancia de ser libre, valiente y camina por la vida llena de actitud. Desde muy pequeña fue criada con límites que aumentaron su seguridad para ser independiente.
Guiar el camino de una pequeña es una misión extraordinaria que nos enseña a conocer con mayor profundidad el extenso universo de las mujeres. Incluso, podemos descubrir cualidades que nos eran desconocidas hasta que llegó esta personita especial, que seguirá nuestros pasos y se inspirará en nosotros para ir hacia el futuro.
Sin embargo, en el proceso de enseñanza se nos presentan muchos desafíos. Para que tu hija crezca segura de sí misma, necesita aprender desde pequeña cómo manejar sus miedos y controlar sus propias emociones. Además, las niñas también necesitan saber que cuando sean mayores, serán responsables de sí mismas y que depender de otra persona nunca será algo bueno. Siempre estaremos rodeadas de personas con las que podemos contar, pero cuando sientes que no puedes continuar con tu vida sin la presencia de otra persona es porque algo anda mal dentro de ti.
Nadie tiene que decirle que hacer
La sociedad ha creado normas rígidas para las mujeres, pero no quiero que mi hija siga reglas impuestas por otros. Para mí será suficiente que su personalidad sea tan fuerte como para mostrarse al mundo tal y como es, con su propio estilo, sus elecciones y su visión. El objetivo es educarla para que sea respetuosa con todas las personas, independientemente de su color, sexo, edad u opiniones divergentes. No elijo por mi pequeña, al contrario, la dejo libre para que sea un ejemplo de autenticidad en el mundo. Necesitamos más mujeres que vivan según su propia voluntad.
Mi hija no es una princesa
Las culturas han sido responsables de la visión frágil que tienen las mujeres sobre sí mismas, se les inculca la necesidad de encontrar una pareja romántica para tener una familia.
Es por ello que las niñas crecen con la esperanza de encontrar príncipes encantados que las salvarán de sus monótonas vidas y les darán un nuevo propósito para vivir. Pero sabemos que esto rara vez sucede en la vida real. Todos somos responsables de nuestros propios destinos, y los príncipes encantados no existen, tenemos que salvarnos a nosotras mismos y encargarnos de nuestra propia felicidad.
Enseña a tu hija a ser su propia heroína para que nunca dependa de un príncipe que probablemente nunca vendrá. De esta forma, crecerá confiada y segura de sí misma, además será capaz de recorrer su propio camino y buscar la felicidad en su interior, no en las personas que la rodean.
¡Soy la madre de una niña que no necesitará ser salvada por ningún príncipe porque ella será su propio héroe!