Todos estamos claros en la diferencia que hay entre acostarse con alguien, y que te hagan el amor. Hay hombres analfabetas emocionales que no lo saben, y uno así, me tocó a mí. Veamos, una cosa es que vayas en plan de pasar un buen rato con alguien en la cama, sin ningún compromiso emocional y sin esperar mucho de él. Eso no tiene nada de malo, lo malo, es que te pinten ilusiones, te enamoren, prometan que te harán mil cosas y que al momento de que se da la oportunidad, termines dándote cuenta que has compartido la parte más íntima de tu vida, con un completo egoísta.
¿Cómo lo sé? Sencillo, él hizo estas 5 cosas cuando intentó hacerme el amor.
-
Estuvo, pero no estuvo.
Se deslizó sobre mi cuerpo, sin caricias, sin besos sinceros y sin despertar una verdadera pasión en mí. No se molestó en preguntarme ni una sola vez qué era lo que prefería, cómo me gustaba o dónde tocarme… En fin, el hizo el amor, pero no me lo hizo a mí.
-
Sin propuestas.
Me acosté con un dictador del romance. No estuvo abierto a ninguna propuesta nueva y si la ofrecía, no era lo suficientemente interesante como para prestarle atención, según él. Todo fue a su ritmo, a su modo, sin derecho a rechistar.
-
Sin romance.
Y como dije, hubiese comprendido la falta de romance si hubiésemos ido en plan de no hacer nada más que acostarnos y no vernos más, pero no puedes pretender dar la intimidad con un pedazo de alma a quien no se esfuerza un poco en dar un beso apasionado, una lenta caricia en tu espalda, un “me encanta estar contigo”, no puedes darle eso a quien carece de romance.
-
Él solo recibía, sin dar.
El placer era solo para él, y es que así lo exigía, aunque no por su boca, pero sí por su manera de “hacer el amor”. El único placer vivió en su piel, no en la mía.
-
Y se durmió sin más…
Y así acabó, no preguntó si quedé satisfecha, si dijo si le gustó, no preguntó ni siquiera si necesitaba algo. Se durmió, se dio la vuelta y adiós, no supe más de ese hombre que me prometió hacerme el amor como a nadie, pero que, en realidad, solo me entregó un pedazo de piel, inerte y sin vida con deseos y nada más.