Normalmente, las emociones cambian constantemente; los sentimientos, si no son genuinos pueden variar, pero la decisión del compromiso de amar debe prevalecer aun con el tiempo por encima de lo que podamos sentir.
En el mundo entero muchas personas desconocen esto: que el amor es una decisión. Contraen matrimonio estando enamorados y creen que así pasarán el resto de sus vidas (estoy convencida de que muchos sí pueden llegar a sostenerlo como el primer día), pero ¿qué sucede con eso de que el amor es más que un sentimiento…?
A unos se les apaga antes de tiempo, un par de años transcurridos y ya ha mermado; a otros les dura mucho más el enamoramiento, pero en algún momento a todos les va a menguar. ¿Por qué? Sencillamente porque nuestras emociones cambian constantemente.
Cómo cree todo el mundo que comúnmente es el amor
Para la mayoría de las personas el amor es fuego. Es esa pasión exorbitante, ese deseo inmenso que sentimos cuando estamos en la etapa del enamoramiento, que nos pone creativos, nos hace lucir más hermosos, nos motiva a hacer cualquier cosa por la persona amada; aparte de que es romántico y todas las cosas que ya conocemos que complementan lo que es el amor.
¿Qué pasa cuando ese fuego disminuye, o se apaga?
Para la mayoría, la solución más fácil es la separación o el divorcio. Y ¿cuál es el argumento más justificable? Ya no siento nada por mi pareja, dicen. Y es aquí a donde quería llegar.
No sentir nada
El problema de no sentir nada o, por el contrario, de sentir aunque ya no toleres a tu cónyuge, es uno de los motivos por el cual no llegas a la meta. Quieres renunciar, dejarlo todo, desistir, porque en tu opinión es lo más sano, correcto y fácil. Esta es una de las razones por la que existen tantas familias incompletas, tantos divorcios. Porque no hay fuego, se dice.
A todos nos encanta ese fuego, todos queremos vivir con ese fuego encendido, porque de cierta forma sentirlo te motiva, te hace sentir vivo, entusiasmado, apasionado. Qué aburrido es estar en una relación y no sentirla; por eso, la solución es acabar con esto. Después de todo, cómo voy a estar con una persona por la que no siento nada. Esto es lo que naturalmente piensas.
Entonces optas por cambiar de pareja, porque ya por la anterior no sientes nada. Con la nueva pareja comenzarás un nuevo fuego, eso te mantendrá enamorado. Pero qué va a pasar cuando este comience a disminuir y a apagarse poco a poco. Probablemente también quieras separarte porque ya sentirás nada.
Ese es el problema de los sentimientos. Son necesarios e importantes, pero dejarnos llevar siempre por ellos nos puede volver personas totalmente inestables.
¿Qué papel juega la decisión?
Yo diría que el más importante de todos. La decisión que tú tomas de estar con una persona porque has hecho un compromiso legal o bien un pacto con Dios, debe prevalecer por encima de lo que puedas sentir. Cuando tus decisiones son más fuertes que tus sentimientos, demuestras ser una persona leal en cualquier circunstancia.
Podemos decidir dar amor, dar compresión, ser detallistas aunque nos cueste trabajo, aprender a escuchar aunque no sea fácil, entre muchas cosas más, solo basta tomar la decisión de ser así, aunque no lo sintamos.
Particularmente también pienso que al momento de iniciar una relación e involucrarme con alguien debo sentir algo (respeto, admiración, orgullo, amor, etcétera), de lo contrario, no podría sobrellevarla, sería difícil sostenerla solo porque lo haya decidido. El detalle está -ya lo he explicado anteriormente- en que ese sentimiento varíe o se altere. Es allí donde mi decisión debe ser más fuerte que mis sentimientos.
Lo bueno del fuego es que, en la mayoría de los casos, se puede avivar. Existen muchas prácticas para lograrlo; algunas páginas, libros, talleres y consejeros te pueden enseñar cómo hacerlo. No manejo una estadística, pero estoy segura de que la mayoría de las parejas han atravesado por esto, pero también estoy cierta de que han logrado superarlo.
Hay otros casos, ya extremos, en los que no solo se trata de no sentir nada, y son razones que van más allá, quizás intolerables, pero siempre existirá una solución para reparar todo, y no es precisamente la separación o el divorcio. Y más si buscas la ayuda y la guía de Dios, el único que puede orientarte a tomar la mejor decisión. Estoy convencida de que Dios puede hacer mucho más de lo que esperas. Dios es un Dios de restauración.
Reflexión final
Podemos decidir amar por encima de lo que podemos sentir, es una elección, quizás no fácil y que requiere mucha práctica, pero se puede lograr amar hasta el final de tus días, porque así lo has decidido.