Algunas veces, los seres humanos se marchan sin dar explicaciones, dejándonos desolados por una ausencia malvada y repentina que le da un vuelco a nuestra vida.
Cuando una persona huye sin más existe algo dentro de uno mismo que se quiebra. Es posible que no acertemos a saber qué es lo que se ha roto pero, sin embargo, nos genera un increíble dolor.
Pues no obstante, los desengaños son poco dolorosos si encontramos salvaguardar nuestra integridad. Por este motivo, aunque reemplazar el amor a hacia las demás personas por el amor de uno mismo es un proceso muy complicado, la verdad es que estaremos cambiando a un insufrible tirano por un grandioso amigo.
Asimismo, cuando un sujeto nos deja injustamente, cuando nos abandonan sin explicación alguna ni mediación, podemos estar completamente seguros de que el día de mañana le penará habernos dejado.
Cuando una persona nos abandona de esta forma, comenzamos una lucha interna en la que nos debatimos entre “esperar a que regrese con el rabo entre las piernas” o “reiniciar nuestra vida y reaprender a convivir con nosotros mismos”. Esto último entraña un sinfín de complicaciones lo cual tenemos que superar, ya que no sabemos como hacerlo.
Una de las alternativas ideales es redactar una carta a quien te hirió en la que le menciones cómo te hizo sentir anteriormente y luego de su partida. Tras realizar esto, lo mejor es deshacernos de ella, pues hacerlo será la mejor forma de liberación.
Detrás de nuestro coraje, nuestro enojo y nuestra molestia ante la huída de una persona sin escrúpulos, se oculta una tristeza, una humillación y una grandísima decepción. Por eso, liberarnos de estas emociones supondrá para nosotros dejar de andar por el borde de un volcán en activo.