Podría decirse, que los aromas están directamente ligados a la memoria emocional. Es decir, que el aroma está directamente relacionado con nuestra conducta y estado de ánimo, pues un perfume agradable o desagradable puede lograr incluso que cambiemos nuestra actitud hacia un hecho, situación o persona en concreto.
No obstante, a continuación, presentaremos una serie de razonamientos basados en conocimientos y estudios para tratar de desvelar la incógnita de si es cierto o no entre los perfumes y la inteligencia.
- Aromaterapia y salud: Las personas otorgamos importancia a los olores. No es igual en todos, pero es una realidad verdadera. Nos evocan recuerdos agradables o desagradables, nos producen asco, indiferencia o agrado. Tienen un efecto directo en nuestra psique.
No es extraño que la aromaterapia naciera como método para mejorar la salud mental y física de los pacientes. Las diferentes fragancias pueden provocar y evocar en nosotros distintas sensaciones que mejoran nuestro estado de salud.
- Los distintos perfumes de nuestro mundo: En realidad, los olores nos conectan con el mundo. Una ciudad, una zona concreta, un lugar. Todos ellos tienen diferentes aromas. Ya sea por la contaminación, el cuidado del lugar, la vegetación, etc., a cada lugar lo asociamos emocionalmente a una fragancia determinada.
Además, desde un punto de vista histórico, social, físico y antropológico, los olores nos conectan con con nuestro pasado, pero también nos aportan gran información. Una alerta de peligro, una ocasión para luchar, una situación agradable.
Los estudios científicos muestran que nos activan emociones de nuestro subconsciente, por lo que gran parte de las decisiones que tomamos están íntimamente relacionadas con el olor, junto a otros factores.

El hecho de que los olores actúen sobre nuestra memoria y subsconciente nos permite hacer relaciones de lo bueno y lo malo según el olor, o lo agradable y lo desagradable, por ejemplo.
- Los aromas y el aprendizaje: Sabiendo que el olfato está relacionado directamente con la memoria, es una fuente enorme de aprendizaje. Los recuerdos ligados a nuestra memoria muestran que existe una conexión directa con el sistema límbico del cerebro.
Entre las estructuras del sistema límbico encontramos aquellas cuya función consiste en las respuestas emocionales, pero también aprendidas por la información guardada en nuestra memoria. Es decir, que reserva una buena parte de nuestra personalidad.
Uno de los órganos del sistema límbico es la amígdala, que conecta un olor a una emoción. Mientras tanto, el hipocampo lo relaciona con un recuerdo guardado en nuestra memoria.
Nuestro sistema límbico es considerado por la ciencia como un cerebro primitivo, pero no funciona de forma independiente. Está en permanente contacto con la corteza cerebral, por lo que juega un papel vital en la toma de decisiones y nuestra propia personalidad.