Los compañeros de vida son aquellas personas que significan mucho más de lo que las palabras logran expresan. Son una parte esencial de tu equipo, de tus noches y de tus días, de tus pensamientos, de tus emociones, de tus sueños y de tus desvelos.
Los compañeros de vida son más que ser amantes apasionados o parejas comprometidas; es amarse sin excusas ni vaivenes, es aceptarse, es ayudarse a crecer, caminar de la mano por la vida y sentirse lleno de amor.
Un compañero de vida significa ser el mejor colchón para las caídas. Un abrigo para el invierno. Un soplo de aire fresco en los momentos infernales. El sol y las estrellas, un cielo lleno de vitalidad.
-¿Me amas?
-Sí.
-¿Hasta dónde?
-Hasta los defectos.
Solo cuando puedes aceptar el ser del otro tal como es, tienes amor
Los compañeros de vida aman de tal manera que la otra persona se siente libre. Lo bonito de un amor así es la conjunción, formar un hogar emocional, un lugar en el que no existe nada más bello que los dos unidos. O sea, podría decirse que el amor compañero es el amor al cuadrado, ese al que casi todos nosotros aspiramos y en el que se entremezclan el compromiso, la pasión y la amistad.
No podemos amar a medias, no podemos “no amar” una parte de nuestra pareja, pues si no lo hacemos en su totalidad no estamos amando nada. Esto no quiere decir que no haya cosas que nos disgusten, pero al fin y al cabo la esencia es lo que necesitamos amar para hacerlo plenamente.
“Te quiero como para invitarte a pisar hojas secas una de estas tardes. Te quiero como para salir a caminar, hablar del amor, mientras pateamos piedritas. Te quiero como para volvernos chinos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa las calles.
Te quiero como para ir contigo a los lugares que más frecuento, y contarte que es ahí donde me siento a pensar en ti. Te quiero como para escuchar tu risa toda la noche. Te quiero como para no dejarte ir jamás.
Te quiero como se quiere a ciertos amores, a la antigua, con el alma y sin mirar atrás”.
-Jaime Sabines, poeta mexicano-
Amar es un arte basado la honestidad
Amar es un arte que requiere paciencia, cuidado, disciplina, responsabilidad y compromiso. Es un juego de silencios, de conocimientos, de respetos, de libertades, de confianzas y de entregas. Aun con todo, dejarse amar es algo complicado.
La honestidad no solo debe estar en el sentimiento hacia el otro, sino en el amor hacia uno mismo, en la aceptación y en nuestra capacidad de reinventarnos cada día.
Para conseguir esto tenemos que ser capaces de reinventarnos y de superar nuestras dificultades. Tenemos que respetar nuestros ritmos, conocer nuestras necesidades, fluir con el apego, deshacerse de las expectativas, ser generosos y perdonar. Solo así lograremos ser compañeros de vida.
Ser una pareja perfecta, un trabajo de dos
Ser una pareja perfecta no es no tener problemas, sino saber superarlos juntos. Tenemos que enfadarnos, tirarnos los trastos a la cabeza, imponernos, competir, juzgarnos, caer en el error, coger aire, contar hasta diez y soltar aquello que nos atormenta.
Alcanzar el grado de compañeros de vida requiere derribar viejos muros y sanar las heridas de nuestro pasado emocional. Para creer en el amor hace falta creer primero en uno mismo, aferrarnos al presente, coleccionar motivos, pelear y alcanzar las ganas.
Hay que poner especial cuidado en que cada uno recorra su camino, en aceptar nuestros límites y amar nuestras dificultades. Tenemos que “dejarnos ser”, convertirnos en un buen amor, tener la osadía de quitarnos las corazas para aceptar y apreciar nuestra propia vulnerabilidad.