El rechazo duele. Pero todo puede ser peor si nos enteramos que nos han sustituido. Es decir, si en una relación nuestra pareja se ha ido con otro al que presume y dice que es mejor que nosotros.
Se realizó en la Universidad de Cornell un descubrimiento de cómo reaccionan las persona ante estos dos tipos de rechazo. En el primer tipo, las personas eran rechazadas sin que se hubiese elegido a otra persona para sustituirlas, se les decía simplemente que las cosas habían cambiado y que ya no existía el amor. Mientras que en el segundo grupo era rechazado e informado de que su lugar sería ocupado por otro candidato.
En los diferentes experimentos del estudio, los participantes coincidieron en que se sentían mucho peor cuando sabían que había una tercera persona, no se sentían bien que hayan elegido a alguien más para sustituirlos.
Cuando las personas del estudio desconocían por qué habían sido rechazadas tendían a reaccionar buscando información sobre la razón del rechazo, aunque resulte doloroso saberlo. Además, se sentían mejor si no había una tercera persona. Introducir la figura de un rival equivale a un doble rechazo.
Esto nos dice que si alguna vez quieres terminar con alguien en el terreno romántico o hasta profesional, te sugiero que nunca le digas que es por alguien más. Es mucho más doloroso escuchar que alguien está ocupando tu lugar, que existe alguien muchísimo mejor que tú.
Lo primero es hacerle saber que no hay nadie más, sólo eso ya lo hará sentir un poco mejor, y si no es el caso, hay que evitar recrearse en la información acerca de un nuevo elegido.
Dar mucha información al respecto incrementa el sentimiento de rechazo. Ya basta con decirle que no está hecho el uno para el otro. No debemos dañar más a la persona, porque ya se encuentra dañada con sólo romper con ellos.
Tenemos que tener consideración, al menos tenerle un respeto por el tiempo que han estado con nosotros. Y por ese amor que hubo alguna vez es mejor que las cosas terminen tranquilas, sin resentimientos.