Las coincidencias suceden cada momento. Sin embargo, lo que es realmente mágico es poder “conectar” con alguien, chocar mentes y corazón con alguien y descubrir de pronto cómo armonizan nuestros mundos, cómo vemos las galaxias, como experimentamos todo nuestro alrededor de una forma impresionante.
Sentimos atracción hacia el mundo de la fantasía o la ciencia ficción sin comprender que la vida misma encierra procesos todavía más increíbles, más mágicos e incluso desconocidos.
Hablamos de la magnífica coyuntura que erige las amistades más sólidas, esas que no saben de tiempo ni distancia, pero sí de complicidades, de pactos y de esa armonía afectiva donde hay una preocupación recíproca y un cariño sincero.
Cuando tenemos una conexión con una persona, nuestra vida nos lleve hacia un destino puntual, formando parte de un proceso de crecimiento donde nos permitimos aprender, compartir, ayudar y ser ayudados dejando una huella emocional imperecedera en corazones ajenos al nuestro.
Las leyes de la atracción en la amistad
Cuando hablamos de relaciones afectivas, o incluso de amistad, las investigaciones suelen profundizarse mucho más en los beneficios que nos aportan este tipo de vínculos que en los desencadenantes: nos explica la “mágica conexión” repentina, pero siempre determinante. Ahora bien, hay un aspecto que es necesario saber y que sin duda nos resulta curioso.
La atracción de una amistad es mucho más compleja que la atracción de pareja. Hay una serie de leyes y de dinámicas psicológicas que nos interesará conocer. Nos habla de cómo podemos sentir a una persona que acabamos de conocer, como si lo hubiéramos conocido hace muchos muchísimos años. Teniendo un sentimiento mutuo y positivo para nosotros.
La autorevelación
La amistad no se basa en compartir las aficiones comunes, ni en tener los mismos gustos o valores. De hecho, tampoco el hecho de pasarlo bien juntos determina la fuerza y la trascendencia de una amistad.
Los psicólogos han definido si la amistad puede durar o no. Hablamos de la autorevelación. Las personas necesitamos compartir nuestras preocupaciones, nuestros temores e inquietudes con otras personas para obtener apoyo, para sentir esa intimidad y esa complicidad tan terapéutica.
Cuando confías en alguien y esta persona es capaz de custodiarla, de protegerla y de confiarnos apoyo, la magia inicia. Cuando la persona abre su corazón y ofrece sus propias revelaciones, esa magia perpetua.