Efectivamente, no se puede negar que el mundo parece ir extremadamente rápido. La gente carece de tiempo para hacer cualquier cosa y aquellas metas con un valor más emocional parecen quedarse cada vez un poco más rezagadas.
Parece que el día ya no tiene 24 horas, sino, 24 minutos. Necesitamos tomarnos un respiro, un momento, y observar. No hace falta ser especialista en filosofía o valores para entender que sino valoramos a las personas que nos rodean, no nos detenemos un momento para dedicarles tiempo y hacemos como si el mundo diese una vuelta sobre su eje cada segundo, esto terminará por consumirnos y desnutrir y aflojar nuestros lazos interpersonales.
Calma, por favor, que querer toma tiempo, y si no le damos el tiempo que merece a las personas que están a nuestro alrededor, no durarán mucho tiempo cerca. Las personas están conscientes de que, por fuerte que sea el cariño, no hay nada que garantice su perdurabilidad si es atacado por indiferencia, ausencia y apatía.
Son esas tres, las principales enfermedades en el corazón y las emociones de todas las personas. Enfermedades que, de no tratarse con atención a quienes nos dan su cariño, inevitablemente terminará por matar cualquier deseo y necesidad por mantener a las personas que nos valoran, cerca.
La importancia de mantenerles a nuestro lado es simple. La vida del ser humano está diseñada para compartir. El hombre posee tanto dentro de sí, que vivir sin dar, sería contraproducente a su naturaleza y terminaría por crear una malformación de conceptos sobre el amor, la unión y el ser felices. Tres características que van de la mano.
Valora a quien esté a tu lado aún cuando no se lo hayas pedido, pues, de quererte de verdad, serán el mejor reflejo de tus errores, pues no temerán en decirte Qué haces mal y también servirán como depósito para compartir todas tus dichas.