No es fácil tomar la decisión de irnos de una relación, no cuando has trabajado muy duro para que todo vaya bien. Cuando has entregado todo por esa persona, pero aun así no lo ha sabido valorar. Sin embargo, cuando hemos dado todo de nosotros, la sensación amarga por la decisión se diluye, nos armamos de valor y nos damos cuenta de que podemos irnos en paz.
No se trata de rendirse, sino de darse cuenta que ya fue suficiente. Darnos cuenta de que algunas veces no podremos cambiar una realidad y que las cosas se mantendrán así, porque a pesar de todo lo que hemos intentado no cambia nada. Así que es momento de marcharse y seguir con la vida.
Uno en la vida debe de preservarnos y madurar, y eso implica entender que las cosas no siempre resultarán como uno lo planea y que eso no tiene que representar el fin del mundo, sólo debemos de verlo como una experiencia sumada a nuestras vidas.
Muchas veces no hacemos lo suficiente, y andamos quejándonos de lo mal que nos va y lamentándonos por los resultados nada satisfactorios. Donde no podemos apreciar lo invertido y lo obtenido, aunque los resultados no han sido favorables siempre se aprende de ello.
Lo bueno es que nos damos cuenta que, en un momento específico de nuestras vidas, hemos considerando lo que se tiene y lo que se sabe, lo hemos dado todo, hemos mejorado todo lo que hemos podido, hemos abierto caminos, hemos sorteado obstáculos, para simplemente llegar a un sitio diferente a donde queremos.
Es normal sentirse un poco frustrado, sentir que hemos malgastado nuestro tiempo, que todo lo que nos hemos luchado se ha echado a perder. Pero debemos saber que toda experiencia nos deja un aprendizaje, muy aparte de todo lo que sembramos en la vida.
Es mejor sanar una frustración que vivir permanente en ella, debemos dejar de preocuparnos y desgastándonos en aquello que nunca será lo que creemos merecer. Así que, si sientes que lo has dado todo, que te arriesgaste, que tomaste todas las medidas y no te sentiste bien dándolo todo, date el permiso de escucharte y de marcharte sin remordimientos.