Al hablar del amor siempre lo hacemos desde lo que hemos visto y vemos en películas, libros, canciones, poemas. Creemos en que el amor puede con todo pero no es así como lo pintan y para mí ha sido muy doloroso entenderlo.
Y es claro que nuestro caso no fue la excepción a la regla. No fue suficiente sentirte en todo mi ser hasta tomar la difícil decisión de pasar el resto de mis días junto a ti, pues lo primero y lo último que quería ver en el día era tu rostro mientras me mirabas fijamente. Quería que tomaras mi mano en todo momento y me sostuvieses en caso de sentirme fatigada y sin ánimos. También, en medio de todo, quería seguir negándome que no me mirabas con los mismos ojos que yo a ti pero envidiaba la manera en que veías a las otras chicas pasar frente a ti.
Y sí: hay cosas de ti que no me agradaban para nada pero que preferí obviar por evitar el dolor de aceptar. Quería hacerte preguntas cuyas respuestas ya conocía, pero quise seguir a tu lado a pesar de las alertas.
Saber que sientes amor es una tarea fácil, pero lo realmente difícil es saber que no sientes eso sino otra cosa, y en mi caso fue así. Y no tiene que ver conmigo sino con mi manera de ser, con esos asuntos que aún no resuelvo de mi mundo emocional.
Sentía miedo nada más imaginarme estar sin ti un instante, y por eso buscaba mantenerme cerca en todo momento. Di todo lo que tenía de mí, hasta mi amor propio, para poder tener a mi lado, aunque siempre supe que algún día te cansarías y te irías lejos.
Saber que sientes amor no es un trabajo fácil, pero con el tiempo entendí que lo que sentía hacia ti no era amor de verdad, y no te ofendas porque no tiene que ver contigo sino con mi manera de ser. Lo digo porque primero debí amarme para protegerme de ti, de lo poco que te importaba estar conmigo.
Cuando decidí aceptar plenamente que no me amabas y me cansé de dar todo sin recibir ni una migaja de ti, me liberé de inmediato y te lo dije todo. Al principio tenía mis dudas pero mi amor por mí fue más fuerte y me impulsó a terminar con toda esta farsa.
Y quizá me di cuenta tarde pero entendí que tal vez si no hubiese sido por lo que viví contigo no estaría hoy como estoy: amándome cada día más, valorándome y respetando y haciendo respetar quien soy.
Sólo espero que donde quiera que estés te encuentres muy bien y que hayas cambiado tu manera de ser para que no hieras a nadie más, y menos a ti mismo. Gracias por lo que me diste y por lo que me quitaste, porque igual salí ganando más de lo que tenía contigo.