Luchaste mucho para evitar caer en las redes de ese chico, pero la seducción fue tan irresistible que no pudiste poner más freno y caíste en sus brazos. Al levantarte de esa noche increíble, piensas en tu pobre novio y una enorme culpa te invade. Asimismo, aparece una pregunta que por los próximos días no dejará de pasearse por tu cabeza: ¿Y ahora qué debo hacer? ¿Le digo o no le digo?
Independientemente de si está bien o mal lo que hiciste, si tu chico no lo sospecha ni lo ha descubierto, lo mejor es no decirlo. Si se trata de algo que sucedió sólo una vez y fue con protección, lo único que lograrás no será aliviarte de la culpa sino hacerle un daño que no viene al caso. No estoy negando que la honestidad es un valor primordial, pero si lo que quieres es limpiar tu conciencia pues ese es un trabajo que debes hacer contigo misma.
En primer lugar, ponle fin a la conexión con tu amante. Cierra esa etapa por más que él insista y así evitarás recaer. Luego de eso, debes preguntarte qué fue lo que te llevó a estar con esa otra persona. ¿Estabas buscando algo en él que no consigues en tu pareja? Una vez que te responsas, podrás tener mayor claridad para resolver, y si no puedes sola siempre puedes buscar apoyo con un terapeuta… ¡o hasta buscar un terapeuta para los dos! ¿Por qué no?
Te lo digo porque cuando se está en pareja los problemas de uno pueden afectar al otro y viceversa, y ambos deben comprometerse en la resolución de los mismos.
De cualquier manera, si sientes que tu pareja sospecha algo es mejor que termines aclarando el asunto. Piénsalo: si te pones un momento en su lugar, tú también querrías saber la verdad por completo si ya sospechas que hay algo, por más que la verdad sea dolorosa.
Lo bueno de cualquiera de las cosas si sigues los pasos correctos tu relación se fortalecerá. Resurgir de las cenizas de una infidelidad es una experiencia que les acercará mucho más, y es que a fin de cuentas nadie está exento de cometer errores.