No quiero vivir en el pasado, no quiero vivir en un espejismo falso, ya no quiero alargar el sufrimiento y sé que ahora no podría con ese tipo de tormento. Ya no existe esa magia con la que jugábamos, ya no hay química entre nosotros. Ahora sólo nos queda dirigirnos la palabra por costumbre. No suframos, es tiempo de valorarnos y estamos destinados a volver, así será, pero sino, fue un gusto.
No podemos vivir con dolor, ya no podemos permitirnos mirarnos y seguir con este sufrimiento. Tenemos que detenernos. Me quedan las ganas de limpiar estás lágrimas, limpiar las mejillas y mirar hacia el destino incierto. Tranquilízate y límpiate el rostro, demuestra fortaleza que hace gala de tu orgullo y camina ese sendero que tú mismo has hecho, que no haya arrepentimientos pues para eso si tuvimos tiempo y no lo supimos aprovecharlos, dejemos de preocuparnos sin sentido pues muchas veces ya las dijimos.
Hoy toca decir adiós, hoy toca buscarme a mí misma, me perdí en lamentos, en peleas, en reconciliaciones, en venganzas y reclamos.
Me perdí en ese callejón llamado; tú. Me elevaron las palabras de amor, los regalos, el interés y el calor que me ofrecieron tus brazos. Pero poco a poco me fui cayendo en un abismo. Me despido de ese ritmo cansado de tu humor cambiante, de la fantasía que proponía tu amor.
Y en este punto dejo las palabrerías y me dispongo a encontrar el camino que me lleve a mí. Me propongo a encontrar lo que hace tiempo perdí. El amor más importante de mi vida; el amor que debo tenerme a mí misma.