El mundo es muy diverso, y entre tantas personalidades, se encuentran las de carácter efusivo, conflictivas, negativas, en resumidas, a este tipo de personas se les conoce como personas tóxicas.
Son este tipo de personas, las que crean un daño en el entorno, afectando la salud mental y psicológica de las `personas que les rodean, pues les causan daño que vulneran la paz con demasiada facilidad y, probablemente, con extrema frecuencia.
Generalmente, son estas personas toxicas, las que reciben algún tipo de aislamiento social como consecuencia de su proceder y mala actitud ante la vida. Sin embargo, aunque nadie quiere negatividad en su entorno, es inevitable que, en algún momento de la vida, toque toparse con alguna que otra persona toxica.
Pues estas personas poseen una habilidad especial para el enfrentamiento y parece que buscan conflictos con sus pensamientos, opiniones, emociones y comportamientos. Su conflictividad genera un gran malestar y además interfiere en tranquilidad emocional de todo aquel que le rodea.
Quizás, no se trate de algo personal en contra de alguien en específico, sino que es posible que estén lidiando una gran batalla consigo mismos. Al fin y al cabo, como dijo Gandhi: “Una persona en guerra consigo misma es una persona en guerra con el mundo entero”.
Lo cierto es que, es inevitable no atravesar cualquier tipo de situación en la vida, nacimos para vivir momentos dulces y amargos, por lo que todos tenemos luces y sombras, y todos en algún momento podemos estar propensos a ser personas conflictivas.
Pero precisamente por eso es clave saber tomar distancia emocional, no dejar ser absorbidos por la negatividad, no interiorizar ataques y no asumir malas palabras, las cuales pueden llegar a calar muy hondo y deteriorar nuestro autoconcepto.
Por ello, la mejor manera para identificar a una persona conflictiva es comprender que está en guerra consigo misma y que no es un saco sin fondo de maldad.
Nuestra manera de catalogar a las personas será determinante a la hora de relacionarnos con ellas. Para vivir al margen es importante que no dejemos que esto se convierta en un círculo vicioso de malas preguntas y de peores respuestas.
Si bien es cierto que hay personas conflictivas, pero básicamente nuestra idea cambia si pensamos que esas personas tienen problemas que están generando guerras emocionales en su interior.
Otra clave para manejar este tipo de situaciones es tomar perspectiva y evitar caer en la idea de que hay algo que hemos hecho mal. Si lo interiorizamos, nos están arrastrando hacia sus tormentas.
Cada persona da a los demás lo que posee en su interior, sea o no agradable. Eso no quiere decir que sean ellos los que nos dañan, sino que somos nosotros los que damos validez a sus opiniones y acciones. Es decir, no existen las ofensas sino los ofendidos.
Nuestra arquitectura interna tiene armas para defenderse de los ataques y tres de las más poderosas son estas: tomar distancia, comprensión y saber ignorar lo irrelevante.